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sábado, septiembre 21, 2024

Kanté, Mory

BiografíasKanté, Mory

La iniciación de un jeli empieza antes de su nacimiento. Mientras llevaba al hijo de El Hadj Djélifodé Kanté, Fatouma Kamissoko siguió escrupulosamente las instrucciones ancestrales de su tribu, uno de los linajes jelis más famosos del mundo Mandinga. Cuando Mory Kanté nació en 1950 a Albadaria, un pueblo en el barrio de Kissoudougou, en la fuente del río Níger, en Guinea, ya era un jeli.

Cuando tenía tres meses de edad, lo hicieron bailar. Mory apenas tenía un año cuando empezó a cantar unas palabras. A los tres años se quedaba en la choza de los instrumentos. Al igual que su padre, se convirtió en un intérprete del bala (xilófono africano).

Después de seis años de instrucción primaria, sus padres lo llevaron lejos de la escuela y lo enviaron a Bamako, la capital de Malí, en donde una de las hermanas de su madre se encargó de su educación. Allí aprendió la tradición oral que hace de los jeli los poseedores de la memoria de personas, pueblos y familias. También aprendió a tocar la guitarra.

A principios de los 1970, Mory tocó con Appollos, una banda muy popular en Bamako. “Las muchachas se negaban a casarse a menos que tocáramos en sus bodas.” El cantante y guitarrista era tan bueno que en 1971, el fundador de la Rail Band del Buffet de la Estación de Ferrocarril de Bamako, Tidiane Kone, le pidió que se uniera al grupo. La Rail Band incluía a un cantante albino, Salif Keita. Los músicos fueron empleados por la compañía de la vía férrea al igual que los maquinistas que unían a Dakar, Cayes y Bamako. Este grupo se convirtió en legendario. Porque fue caldo de cultivo para Mory y Salif, pero también porque fue uno del primeros en electrificar la música Mandinga e integrar influencias afrocubanas que muchos instrumentistas africanos de Africa Occidental trajeron tras su estancia en Cuba.

Cuando Salif Keita se fue de la Rail Band, hacía falta un nuevo cantante. A Mory, que tocaba la guitarra y el bala y cantaba algunas veces, hubo que empujarlo para que cantara. “All Diallo, el director del buffet, tuvo que ver a mi familia para pedirles que me convencieran.” Pero una vez que comenzó a cantar, asumió este nuevo papel rápidamente. En aquella época Afrecha Occidental era un lugar tranquilo y suficientemente rico como para que un grupo musical pudiera ir de gira y sobrevivir. La Rail Band tocó en Malí, Níger, Nigeria -en donde Mory conoció a Fela Kuti y a King Sunny Ade- y Costa de Marfil. Al mismo tiempo, el hijo del intérprete de bala aprendió a tocar la kora, que a pesar de ir contra tradición, tuvo tal éxito que impresionó al gran maestro Batourou Sekou.

En 1978, mientras vivía en Abidján (Costa de Marfil), Mory Kanté encontró trabajo en un gran restaurante de la ciudad, con la condición de “inventar algo completamente original.” Tomó su kora, invitó a un intérprete de bala, Djelimouri Djan Kouyate, a uno de jembe (tambor de la mano) y a un tercero de bolon (bajo africano de tres cuerdas al que Mory agregó dos cuerdas más), que no era otro sino su hermano menor, Djelimoussa Diawara, ahora un gran intérprete de la kora. Para este grupo ultratradicional hizo arreglos de canciones populares de aquel momento, Barry White, Johnny Pacheco, soul americano y salsa.

El grupo tuvo un éxito instantáneo. En 1981 Mory Kanté grabó su primer disco para el sello norteamericano Ebony Records, que incluía una primera versión de Bankero. Creó un grupo de danza en el centro cultural francés de Abidján, juntando a 75 artistas, entre músicos y bailarines. El programa incluía un coro y canciones tradicionales, ritmos mandingas y danzas y una orquesta moderna, que reflejaba el trasiego constante de Mory de un lado a otro entre la modernidad y la tradición.

Mory entonces decidió irse a vivir a Paris. Después de dos álbumes muy bien recibidos por la crítica, Akwaba Beach fue una auténtica explosión con Yéké Yéké en 1987. Con su melodía típicamente Mandinga, podía haber acompañado perfectamente a la siega del mijo, algo que ignoraban los millones de occidentales que compraron el disco y que estaban obsesionados con la sección de metales y su ritmo irresistible.

Mory Kanté y su grupo hicieron una gira mundial. El 14 de julio de 1990, tocó ante decenas de miles de neoyorquinos en el Central Park. Comparado con el éxito del fenomenal Yéké Yéké, los álbumes siguientes vendieron mucho menos: Touma fue disco de oro en Francia y llegó casi al millón de copias a escala mundial. Nongo Village sólo tuvo un éxito limitado, aunque sus ventas llegaron a las decenas de miles de copias.

Mientras tanto, dedicó mucho tiempo, energía y dinero para crear un complejo cultural en Conakry, la capital de Guinea. Hoy, Mory Kanté ha recobrado su independencia. Produce sus propias grabaciones para tomar “responsabilidades que no había tomado todavía.” Él ha “vuelto al pasado para vivir en el presente y construir el futuro” y ha encontrado inspiración en maestros jelis que le han enseñado, hombres que a lo mejor no han visto una bombilla elétrica, pero que son auténticos sabios.”

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