Angélique Kidjo es una de las jóvenes estrellas con más encanto, carisma y potencia de la canción africana. Tras el rotundo éxito internacional del single Agolo (1993), y de los tres álbumes que ha grabado hasta la fecha, su última aventura, Fifa, lleva su fórmula afro-funk hasta otros niveles.
Los ritmos directos, fuertes, enérgicos, sacados de las tradiciones de su tierra natal, Benín (África occidental), se entremezclan sutilmente con sonidos de reggae, samba, funk, gospel, zouk y muchos más. De esta fusión nace un ritmo único que es el sello inconfundible de Angélique Kidjo con los toques de sensualidad y dinamismo aportados por su voz, una voz con esa calidad soul que la sitúa entre las mejores vocalistas del mundo con Miriam Makeba, Aretha Franklin, Ella Fitzgerald…
En el escenario es donde Kidjo deja libre albedrío a su propia personalidad. Pequeña, fuerte, ágil, dinámica, es una magnífica bailarina. Con su estilo de pelo especialmente corto es una versión totalmente “postmoderna” de la mujer africana. Además, tiene el don de la comunicación con su público, un don que se transmite tanto en directo como en sus discos. Ella misma dice: “Incluso cuando estoy cantando sola en mi propio estudio, en mi casa en París, me imagino que estoy con mi público”.
Kidjo nació en Ouidah, una pequeña ciudad costera de Benín, un país que alberga numerosas culturas. El idioma principal de Benín es el Fon, lengua que utiliza con más frecuencia Angélique para cantar, aunque también cante en inglés, ya que lo domina tan bien como el francés.
Kidjo procede de una familia de nueve hermanos, con ideas abiertas sobre un horizonte internacional y musical. Su madre, coreógrafa y directora teatral, ha influido mucho en la vida de Angélique, quien actuó de niña en el grupo de teatro que dirigía ésta.
La música tradicional no ha sido en absoluto el único género de música que escuchaba de jovencita. Benín, además, durante los años 70 estaba abierto a numerosos estilos: salsa, rumba zaireña, makossa de Camerún, soul, funk, gospel… incluso se escuchaba música árabe e india y Angélique los hizo suyos. Su hermano, guitarrista, le hizo conocer la música de Santana, repertorio que conocían de memoria.
Cuando todavía era una adolescente, Kidjo empezó a hacer giras por Benín actuando en festivales locales y en la radio. Era una de las pocas artistas en hacerlo, las mujeres que se dedicaban a la canción de forma profesional no eran bien vistas. “¡Qué duro era, tío! Tuve que luchar de verdad”. Miriam Makeba, la cantante sudafricana, fue una de sus principales ídolos y Kidjo interpretó alguna de sus canciones, como la deliciosa balada suahili Malaika (en el segundo álbum Logozo, producido en 1991).
Quizás Kidjo ha heredado el espíritu guerrero de las Amazonas, aquellas mujeres guerreras del antiguo reino Fon, del que procedían algunos de los antepasados de esta artista. Este mismo espíritu hace que Angélique sea absolutamente intransigente en lo que respecta a sus principios y ferozmente independiente.
Llegó a París en 1983, donde se encontró con un verdadero crisol de músicas. Muchos de los más famosos músicos africanos, tales como Salif Keita y Manu Dibango, estaban en París también, ya sea grabando sus discos o viviendo allí. De cualquier modo ahí se mezclaban con músicos caribeños, franceses y americanos. El resultado era una explosión de ritmos calientes y una fertilización cruzada de estilos del “world-beat”que encontraron un eco en la experiencia musical de Kidjo y produjeron el entorno más apropiado para que ella pudiera desarrollar su propio estilo.
“Algunos lo llaman afro-funk, pueden llamarlo como quieran, pero realmente es difícil catalogar mi música dentro de un sólo estilo. Incluso cuando utilizo mi propia música tradicional no intento recrear un sólo estilo sino que los mezclo todos”.
Kidjo aprovechó que estaba en París para inscribirse en una escuela de jazz. “Ahí me enseñaron muchísimas cosas, mejoré mi tono y aprendí a flexibilizar mi voz”. Fue un elemento importante para alguien cuyo idioma nativo es el Fon, ya que éste es tónico, con un suave perfil musical oscilante. Angélique se unió a un grupo de jazz de fusión holandés, Pili Pili, con el que grabó dos álbumes. Juntos participaron en el Festival de Montreux en 1987.
Ese mismo año conoció a Jean Hebrail, bajo y compositor francés con el que se casó más tarde. Los cuatro álbumes de Kidjo han sido el producto de su colaboración musical. “Somos el equipo perfecto, tiene la paciencia de trabajar las cosas en el ordenador, yo sin embargo quiero ir muy deprisa por si se me olvida alguna idea.”
La web oficial de la cantante es www.angeliquekidjo.com
Discografía: Pretty (1980), Parakou (Island, 1990), Logozo (Mango 539 918, 1991), Ayé (Mango 539 934, 1994), Fifa (Mango 531 039, 1996), Oremi (Island 524 625, 1998), Keep on moving, Best of (Columbia 85758, 2001), Black Ivory Soul (Columbia Records 85799, 2002),
La fuente: Músicas del Mundo (www.musicasdelmundo.org)